Y fué una historia

Deja decirte, déjame hablar,
Déjame caer de poco en poco ante tus pies,
si ya lo estoy, es más retórico si al desmoronarme y desaparecer,
quedo siendo el gesto etéreo entre tus labios que pocos pueden distinguir, y ser
la esencia impura de aquel deseo, que algunos luchan por disuadir,
quizás así pueda volver a sonreír,
Ojalá pudiera ser y envolverme, dentro, en tu tiempo,
acariciar aquella aura que es de papel, que a poca ropa rodea tu piel.

Deja el valor que me confunda, y que un recelo me haga feliz,
dale el valor a la locura, para que expire a un te quiero que fue de abril,
Tampoco sabes que es mi fortuna y desventura así a la vez,
el colorearte en otro plano que no es el mío, como un tal vez,
porque es tan simple quedar tan nulo e inexistente,
si tu te alejas de mi anden.

Procuré quemar mis alas y las excusas, pues, unas tres veces me le escapé,
la ya obvia falta de su persona, y de sus ojos,
y mi ausencia, la que hace inútil de mi persona, que ahora coronan con esta losa individual,
y yo me quedo con el solo profundo deseo de amar.